El YOGA y la alimentación saludable.
Todo lo que comemos tiene el potencial de hacernos bien o mal.
El YOGA nos conecta con nuestro cuerpo, mente y espíritu.
Y a través de esta conexión podemos sentir el increíble poder de como los alimentos influyen en nuestra salud y bienestar físico, mental y espiritual. Dependiendo de lo que comemos y como lo comemos, podemos experimentamos cambios de humor, sentimientos de depresión, tristeza, felicidad, somos lo que comemos.
Muchas personas perciben al yoga como restrictivo y excluyente, tienen la idea de que para hacer yoga hay que ser vegetariano, no fumar, no tomar café, ni alcohol, etc. Claro que este sería un yogui ideal, pero no hay nada más alejado de la realidad.
El yoga es conocernos y conectarnos con los tres planos de nuestro ser. Y a través de la practica diaria, ir sintiendo que hay cosas que ya no nos apetece comer, notando como reaccionamos a cada alimento, o habito, y nuestro cuerpo nos va pidiendo que dejemos de fumar, o bebamos menos, o puede que no nos llame la atención la carne tanto como antes. Cada persona es diferente, cada uno tienen su camino, y cada día en ese camino personal es único e irrepetible.
El yoga nos ayuda a relajarnos, dejar de lado las imposiciones e influencias de nuestro entorno, para ser libres. Solo siendo libres podemos sentir nuestro interior, la comunión de los tres planos de nuestro ser y descubrir lo que nos hace bien, todo lo que necesitamos esta ahí en nuestro interior, esperando que lo despertemos.
Aquí van algunos consejos que junto con la práctica diaria y consiente del yoga nos ayudan en el camino de una alimentación sana:
No comer de más ni de menos:
Hay que comer la porción adecuada para tener una digestión saludable. El equilibrio en la alimentación, como en el yoga y como en la vida es la base de la salud física, mental y espiritual.
No comer apurado:
Además de masticar adecuadamente para ayudar a la digestión, comer conscientemente crea una sensación de ritual alrededor de nuestros alimentos, proporcionándonos otra oportunidad para conectarnos con nuestro cuerpo, estar agradecidos por los alimentos que tenemos disponibles y ser plenamente conscientes de la energía que los alimentos nos proporcionan.
Beber abundante agua:
El agua debe ser consumida regularmente durante todo el día y no de una vez en gran cantidad.
La cantidad de agua que se necesita cada día depende del entorno y los niveles de actividad de cada persona. Una adecuada hidratación es importante para el funcionamiento correcto del cerebro; para que los riñones trabajen bien, ayudándolos a eliminar toxinas; para mejorar el tracto digestivo, favoreciendo a la absorción de nutrientes; como así también es fundamental para la elasticidad y tonicidad de piel y para la lubricación de los músculos y las articulaciones.